Las lluvias que caen después de un día seco siempre traen consigo el característico olor a tierra mojada. Aún no he conocido a nadie que no le guste ese olor, y dudo que lo encuentre, no obstante si a algún lector le es indiferente o lo detesta, os animo a que lo compartáis, a mí no me gustan los huevos fritos y no me avergüenzo de decirlo. (Esto lo dice el autor del artículo, a mi me encantan los huevos fritos y si llevan puntillas mejor)
Publicado en ciencia con paciencia
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